A pesar de algunos días diferentes, este
invierno patagónico se parece mucho a lo que debe ser, o al menos a lo que
creemos que debe ser. Y esto nos ocurre muchas veces, que según lo que pensamos,
creemos que las cosas deben estar de acuerdo con nuestro pensamiento. Pero, no
todos los demás piensan igual a nosotros, es más, me animo a decir que es muy
difícil encontrar dos personas que piensen igual, pueden llegar a pensar
parecido, pero igual… no creo.
Entonces, muchas veces tratamos de
averiguar cómo piensa el otro para poderlo comprender y compartir las ideas
comunes, y ésto está muy bueno, según mi pensamiento. Ahora bien, a veces
ocurre que por saber cómo piensa o qué hace, empezamos a meternos más de la
cuenta en la vida del otro, y allí es donde, sin querer, quedamos atrapados en
los dominios de un fantasma que no parece un fantasma. Poco a poco nos atrapa
el “fantasma
chusma”…
Este fantasma nos va transformando en una
persona chismosa, y sin darnos cuenta nos hace muy entrometidos en la vida de
los demás, y cuando ya estamos plenamente en sus manos, terminamos siendo
groseros, ofensivos, irritantes, injustos, y poco a poco comenzamos a
transformarnos en personas indeseables dentro da la comunidad.
Creo que para enfrentar al “fantasma
chusma”, lo mejor es recordar esa pregunta bíblica que dice
¿Por qué
miras la paja en el ojo ajeno y no ves la viga que está en el tuyo?
Y seguramente si buscamos la respuesta,
además de distinguir al “fantasma chusma”, podremos
ahuyentarlo, y hasta liberarnos de él, intentando comprender el pensamiento y
la vida de los otros sin ponerle adjetivos, sin juzgarlos, simplemente
compartiendo sus virtudes y defectos,
con las nuestros.