38 AÑOS DE ARQUITECTURA, y algo más...



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Arq. Rubén Esteban Cabo



miércoles, 27 de mayo de 2009

Allen, ¿qué hacemos?

Hoy, al mirar a Allen recordemos que su construcción es la construcción invisible de los allenses, de nuestra cultura, de nuestras relaciones, de nuestros objetos. El ser humano siempre es el eje principal de toda planificación, debiéndose respetar el crecimiento máximo de sus potencialidades y el desarrollo de los espacios que requiera para ello, urbanos y rurales.
Esta mirada percibe a Allen como una unidad espacio-temporal que define el “cómo vivimos” y el “cómo queremos vivir”, diferenciando dos aspectos, uno interno y otro externo. En el primero se ubica el espacio propio, mientras que en el segundo, y en relación con el resto de las ciudades del Alto Valle, está el Allen que participa en la organización de la región y en la definición del sistema de ciudades valletanas.
El conocimiento interno de la ciudad, más allá de valorarse como un paisaje urbano y descriptivo, nos permite comprender qué función cumple cada elemento de la ciudad. Encontramos una composición física basada en la forma del tejido urbano, la arquitectura, su base geográfica, el estado de las construcciones, las señalizaciones urbanas, etc. También se ubica una estructura vital, referida a la población y sus características, actividades, hábitos y costumbres, situaciones socioeconómicas, laborales, educativas, existenciales, de expresión, fijando la forma de moverse, de caminar, de la circulación del transporte, de los roles del automóvil, la bicicleta, la moto. Además, se determina el uso del espacio, tanto público como privado, su cuidado o destrucción. De igual forma se construye la solidaridad del pueblo, la forma de comunicarse, su nivel de participación. Existe otra estructura que involucra la percepción de los sentidos humanos. Cada ciudad tiene sus propios colores, texturas, aromas, muchas veces agradables disparadores de gratos recuerdos en el transcurrir del tiempo, y otras no tanto. Al mismo tiempo, dentro de la ciudad encontramos signos urbanos, hitos, referencias, símbolos, nodos que permiten orientarnos y construir nuestra propia imagen mental del lugar en el que vivimos, con sus tradiciones, mitos, leyendas, ritos, otorgándole una significación única. Por último, existe una época y un área fundacional que incluyen las huellas fijadas a lo largo del tiempo, marcando los cambios y las permanencias, y conformando la estructura histórica de la ciudad. Con respecto a este tema, recordemos que el ejido municipal de Allen se origina en el Decreto Nacional Nº 8464/43, firmado por el Presidente Pedro Pablo Ramírez en el año 1.943, donde se fija una superficie total de 12.826Ha, destinando 387Ha al casco urbano. En la actualidad, y según Ordenanza Municipal Nº 107/91, dicho sector tiene una superficie de 583Ha. En el ejido hay 7.066 parcelas urbanas y 970 rurales, al año 2008.
Nuestro Código Urbano, vigente desde el 15 de abril de 1982 por Decreto Nº 385 del Poder Ejecutivo provincial, no cuenta con actualizaciones significativas, y regula la ciudad según las características históricas de hace 27 años, precisando vías primarias y secundarias de circulación que hacían a la movilidad de la población de entonces. Es este mismo código quien determina las diferentes zonas urbanas, especificando qué se puede construir, cuánto se puede construir, y cómo puede subdividirse la tierra. La Ordenanza Municipal 046/04 actualiza estas zonificaciones, pero sin proyección posible.
En una muy apretada síntesis descriptiva sobre la infraestructura de servicios de Allen, se observa que más del 60% del área urbana cuenta con redes de agua potable, energía eléctrica, gas natural, cloacas, y pavimento. Del resto, la gran mayoría tiene a disponibilidad cuatro servicios, faltando generalmente el de pavimento. Existen aproximadamente 40 manzanas que cuentan solamente con energía eléctrica, agua y gas. Un tema irresuelto es el del arbolado urbano. En el área rural, la casi totalidad del ejido cuenta con energía eléctrica, y todas las escuelas rurales con agua potable por red, incluyendo a sus áreas de influencia.

Plan, Programas, y Proyectos
Con una interesante participación de instituciones allenses, y representando la diversidad de intereses sectoriales de la población, en los últimos años se formalizaron varias propuestas para ordenar el crecimiento de la ciudad, tanto desde el Consejo Municipal de Planificación como desde la confección del PEA (Plan Estratégico Allen). Omitiendo desarrollar los ejes integradores que contemplan la planificación sociocultural, la legal-institucional, la económica-productiva, y la ambiental, me permito recordar las propuestas surgidas para el eje del desarrollo urbano de Allen. La búsqueda pretendida por un amplio sector de la comunidad allense se encaminó hacia una ciudad con disponibilidad permanente de viviendas, espacialmente integrada, equilibrada funcionalmente, con un crecimiento ordenado en su periferia, buena accesibilidad y un tránsito ordenado. Para lograr esa imagen, se priorizaron tres Programas: a) Desarrollo Urbano; b) Desarrollo Habitacional; c) Ordenamiento del Tránsito.
Es necesario recordar que en cuanto al crecimiento físico de la ciudad, existen algunas condicionantes básicas. En cuanto al crecimiento hacia el Norte, las bardas ofician de barrera natural, requiriéndose importantes inversiones en servicios y equipamiento, además del tema referido a la propiedad de la tierra. Sobresale la ventaja de ser tierras libres de contaminación ambiental y sin riesgo ante potenciales desastres de inundación por colapso de represas. Con respecto del crecimiento hacia el Sur, si bien es factible la incorporación de infraestructura de servicios y equipamiento urbano, la casi totalidad de las tierras responden al uso rural productivo, siendo la explotación frutícola la columna vertebral económica de la ciudad y la región. Con relación al crecimiento hacia el Este, la actual disponibilidad de tierras permite considerar a esta expansión como una de las más factibles, debiéndose resolver, además de la infraestructura de servicios y el equipamiento urbano necesario, la situación de las piletas de tratamiento de los líquidos cloacales de la ciudad, y la actual apropiación ilegal de tierras. En la expansión hacia el Oeste, además de la infraestructura de servicios y el equipamiento urbano que naturalmente deben suministrarse, el mayor escollo está dado por la propiedad privada de la tierra.
En el Programa de Desarrollo Urbano se enunciaron proyectos que definen políticas de fortalecimiento para las tierras productivas, la relocalización de la actividad ladrillera, la consolidación de la estructura histórica de la ciudad, las actualizaciones de los códigos urbano y de edificación, la definición de una política local de uso de tierras ya urbanizadas, el estudio de cartas de oferta ambiental para la expansión urbana de la ciudad, el funcionamiento del Consejo Municipal de Planificación, y una política de estado municipal que otorgue al área de planificación continuidad de equipos profesionales.
En cuanto al programa de Desarrollo Habitacional se estima un déficit de 1.100 viviendas, que respetando la actual distribución poblacional se deberían resolver en un 20% para el sector rural, y el restante 80% para el sector urbano. Este último requiere una superficie cercana a las 30 Ha. Los proyectos surgidos en este Programa responden al mejoramiento de actuales viviendas precarias, planes de viviendas rurales, consolidación de los asentamientos rurales optimizando sus servicios y equipamientos, interconectar dichos asentamientos entre sí y con el centro de la ciudad, fomentar planes oficiales de viviendas, loteos y viviendas de interés social, impulsar en distintos niveles económicos la realización de viviendas por esfuerzo propio, inversiones privadas para viviendas de alquiler o venta, efectuar capacitaciones en autoconstrucción, pago de tasas municipales a partir de productos de elaboración propia.
Por último, el programa de Ordenamiento del Tránsito distingue cuatro tipologías de circulación. Ellas son la peatonal, la determinada por el uso de la bicicleta, la del automóvil (incluyendo a las motos) y la de los camiones. Los proyectos propuestos a desarrollar contemplan una playa de carga, descarga, y estacionamiento para camiones, un anillo de circunvalación para el tránsito pesado, la incorporación del servicio de transporte público urbano y rural, calles con prioridad para la circulación peatonal, el trazado de ciclovías urbanas y rurales, optimización de la señalización vial, la reforma de la actual ordenanza de tránsito pesado cuyo objetivo sea resguardar la vida humana, el mejoramiento de los accesos, incrementar la educación vial, y la realización de la terminal de transportes interurbanos y de larga distancia con buena accesibilidad para los usuarios y para las empresas prestadoras del servicio, sin invadir ni entorpecer la circulación cotidiana de la ciudad.
Existen varias formas de planificar la ciudad en la que vivimos, éste es el resultado de una de ellas, la participativa. Es importante garantizar su continuidad a lo largo del tiempo, permitiendo el desarrollo armónico de las potencialidades allenses y la corrección de los errores naturales que surjan. De esta manera podremos disfrutar mucho más de nuestras vidas, dejando la misma oportunidad para los futuros habitantes de Allen.


Arq. Rubén Esteban Cabo

miércoles, 6 de mayo de 2009

Diseño urbano, anomia social y anemia estatal

Cada uno de nosotros, más allá de reconocer fácilmente los aspectos físicos de la ciudad en la que vivimos, deberíamos considerar que la estructura interna de todo espacio urbano está integrada por varias estructuras. Es así que junto a la estructura física coexisten la histórica, la sensorial, la simbólica, y la vital (la población). Si bien éste no es el momento de describir cada una de ellas, sí debemos tenerlas permanentemente presentes. El paisaje natural siempre es modificado por la intervención humana, y es el ser humano quien define los rasgos dinámicos de todo espacio, mucho más allá de lo físico. Por lo tanto cada uno de nosotros caracterizamos al espacio como individualista o comunitario, solidario o no, de exclusión o de contención social, comunicándonos con susurros o a los gritos, con música y canto, o con silencios, respetando las normas o transgrediéndolas, etc.
Es la construcción de estos espacios lo que permite a la UCR suspender de por vida a Julio Cobos y ante un cambio de escenario sociopolítico convenir “un proceso de reunificación partidaria”. De la misma forma, quienes figuran en el padrón electoral de Santa Cruz pretenden ser electos por Buenos Aires. Están quienes pretenden encabezar listas electivas a sabiendas de que jamás asumirán dichos cargos. También podría detallarse una larga lista de aportes estatales recibidos por gremios y obras sociales afines al gobierno de turno y que jamás fueron rendidos, desconociéndose el destino final de los mismos. De igual forma, y en la construcción de un espacio nacional, se puede pretender hacer creer que la inseguridad es una sensación más allá de los robos y muertes concretas que se producen, y mientras desaparecen del museo de la Casa Rosada el bastón y la banda presidencial del Dr. Arturo Frondizi en las mismísimas narices de quienes fueron elegidos para resguardar los intereses de la Nación. Se podrían enumerar temas relacionados con el deterioro en la educación, desde el nivel inicial hasta el universitario, o el crecimiento de la economía en negro, de la violencia aceptada que implican los cortes de rutas, de la venta de tierras del “Impenetrable” en el Chaco, etc.
Pero también, ante situaciones críticas provocadas por inundaciones, incendios, sequías, desaparición de personas, epidemias, etc., es necesario resaltar las actitudes solidarias de muchísimas personas, básicamente expresadas a partir de una mayor interacción social. Según el pensamiento de Emilio Durkheim, la solidaridad puede considerarse mecánica u orgánica. En la solidaridad mecánica la conciencia colectiva cubre a la individual, casi anulándola, normalmente expresada en el derecho penal, y especialmente en normas de carácter represivo que imponen disminución a la persona. Con respecto a la solidaridad orgánica, la misma surge ante la toma de conciencia por la fragilidad que impone la mutua dependencia originada como consecuencia de la división del trabajo y la necesidad de cooperación, normalmente expresada en el derecho civil y comercial, especialmente en normas de carácter reparadoras.
De acuerdo a conceptos de Ernesto Aldo Isuani, las normas jurídicas, que son producto de los gobiernos de la sociedad, pueden definirse como disposiciones para regular la conducta social, con una vigencia legal, y otra que se efectiviza a partir de que la norma se transforma en comportamiento social. Por otro lado existen las costumbres, que son el producto de una herencia social con respecto de valores como la libertad, la solidaridad, etc. La transgresión a las normas jurídicas, generalmente provocadas por la debilidad del Estado para cumplir su función fiscalizadora, y la enajenación por las costumbres, generalmente provocada por una raíz cultural que ilegitima lo legal, originan bajos niveles de interacción social.

Anomia social y anemia estatal
“Cuando la asociación que se produce en el contexto de la división del trabajo no se realiza en forma regulada, cuando existe desorganización, se genera el fenómeno de la anomia con efectos desintegradores sobre las relaciones sociales” (Isuani, 1996, 109). Es decir, el concepto de anomia se refiere fundamentalmente a la ausencia de reglas que medien la relación de diversas partes de una sociedad. El mercado sin ningún tipo de regulación estatal es una importante fuente de anomia, como también lo es la disrupción que producen las etapas de transición. Esencialmente, la anomia refleja problemas de integración social, incrementando el individualismo y una mayor falta de contención de la sociedad. Coherentemente con expresado, la anomia también puede clasificarse en mecánica y orgánica. La anomia mecánica se centra en la falta de aceptación de las normas, donde la transgresión no es percibida como tal, y por ende no es considerada transgresión. Por otro lado, la anomia orgánica se centra en la falta de solidaridad, la desorganización, la inconsistencia sobre las ventajas de la cooperación, y especialmente una percepción de las ventajas que implica la mutua dependencia. Esto implica una gran ausencia de solidaridad orgánica, un individualismo extremo, y básicamente problemas de integración social.
En muchos Estados municipales, provinciales, e inclusive en el Estado nacional, existió y existe una enorme debilidad para fiscalizar y sancionar según las normas vigentes. Esto justificó una actitud privatizadora y el abandono de las responsabilidades estatales. “El fiscalizado poseía más poder que el fiscalizador, base misma de la impunidad” (Isuani, 1996, 113), es decir que el “poder director” no está en condiciones de velar por la “moral común”, inclusive llegando a estar en discusión la noción de “moral común”. Estas situaciones generan un mayor estado anómico, donde los intereses particulares están por sobre los intereses generales, arrojando como consecuencia directa, que el respeto por la ley ya no sea un valor social. “La responsabilidad fundamental de esta situación descansa en la arbitrariedad con la que las clases dirigentes han creado y utilizado la ley para su propio provecho o no han vacilado en despreciarla abiertamente, esto es violarla, cuando ha sido un obstáculo a sus intereses, sin ningún pudor u ocultamiento, y resultando esta violación en falta de sanción o impunidad.” (Isuani, 1996, 119)
Lamentablemente, son muchos los hechos que se suman a los ya enumerados y pueden recordarse para ejemplificar estos conceptos, yendo desde la trivialidad de la Ferrari “presidencial” transgrediendo impunemente todo tipo de norma de tránsito hasta la venta clandestina de armas y las muertes como consecuencia de las explosiones en Río Tercero, desde la “banelquización” del Congreso Nacional hasta las muertes en diciembre del 2001, desde el enriquecimiento censurable de muchos funcionarios hasta las muertes provocadas por el dengue gracias a la falta de previsión. El listado es enorme, y reafirma el concepto de que “Una sociedad fragmentada no ha podido engendrar actores sociales capaces de trascender perspectivas sectoriales para dar vigencia a normas y políticas centradas en la noción de bienestar colectivo. El resultado es la presencia de un Estado sin energía para actuar en dirección de dicho bienestar.” (Isuani, 1996, 125)
Estoy convencido que al dinamizar la estructura interna de nuestra ciudad, tanto en sus aspectos físicos, históricos, simbólicos, sensoriales, y vitales, se puede pensar en el diseño de un urbanismo que enfrente tanto a la anomia social como a la anemia estatal. En este diseño urbano, el sistema educativo, más allá de los temporales reclamos salariales y cortes de rutas, es uno de los pilares fundamentales, incluyendo a los lugares y los “no lugares” antropológicos que se entrecruzan, otorgando un nuevo perfil y entramado sociocultural al espacio urbano que habitamos.

Arq. Rubén Esteban Cabo
arqcabo@hotmail.com

Pasa el tiempo, y en el espacio, recorremos la vida

El Rector de la Universidad de Buenos Aires y el Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, certificaron que el 4 de marzo de 1978 había finalizado mis estudios correspondientes al curso de Arquitectura, por lo que el 15 de diciembre de dicho año, me otorgaron el título de Arquitecto.
Desde ese momento y hasta el día de hoy son muchas las experiencias vividas. Como profesional, además de sobrevivir dentro del sistema socio económico imperante, pude trabajar coherentemente respetando mis principios sociales y filosóficos de respeto entre los seres humanos y para con la naturaleza. No fue, ni es simple mantener dicha coherencia, pero el esfuerzo siempre valió la pena, más allá de los logros obtenidos, a veces muy buenos, y otras no tanto.
Nada nos pertenece hasta que lo agradecemos, y por eso quiero expresar este sentimiento de gratitud a la vida, a mis padres, a mi esposa y mis hijos, a mi familia grande, y a mis amigos.
Como quien no quiere la cosa, estoy tratando de realizar una muy apretada síntesis de mis obras, las que poco a poco trataré de ir mostrando.
Por la posibilidad que me das de compartir estas ideas, un especial agradecimiento para vos.

Rubén Esteban Cabo